Arte en la calle

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El alumnado de 1ºESO ha conocido nuestra ciudad de una forma diferente.
 
✍️👨‍🎨🎨Gracias al Departamento de Enseñanzas Artísticas vemos el mundo con otros ojos.
 
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⇒ARTE EN LA CALLE⇐
Hoy, día 28 de febrero, los alumnos de 1ºESO A del Colegio Romareda hemos hecho una salida
con el título de “Arte en la Calle”
Hemos cogido el autobús en el colegio y hemos parado cerca de la plaza del Pilar. Ahí nos hemos encontrado con nuestra guía, se llamaba Leticia. Para empezar nos ha explicado qué íbamos a hacer y, a continuación, hemos visto una escultura de un caballo. Yo ya la había visto otras veces que había pasado por ese lugar, pero apenas le había prestado atención. La escultura estaba hecha de cobre y su autor era Francisco Rayo. Me ha llamado la atención que tuviese ruedas la superficie en la que se apoyaba pero si no, no podrían mover la estatua o les costaría mucho moverla debido a su peso.
Cuando ha terminado de explicarnos el origen y los datos de la escultura del caballo, nos hemos encontrado con otra escultura más; sin embargo esta, aunque hubiese estado ahí todo el tiempo, jamás me había percatado de ella. Era distinta, extraña y original. Tenía muchas ondas, lo que hacía que tuviese movimiento. Nada mas verla parecía una forma completamente abstracta, no se podía saber de qué se traba. Se nos han ocurrido todo tipo de ideas, pero la más popular ha sido que representaba las olas del mar. Leticia nos ha contado que era el rostro de una mujer con un sombrero. Nos ha costado verlo, pero si te fijabas en un plano determinado lo podías ver, era el rostro de una mujer con un sombrero. También hemos aprovechado y nos hemos hecho una foto toda la clase en posición de correr para crear movimiento.
Al acabar esta actividad hemos ido a ver dos estatuas que estaban a los lados de una puerta, una era un ángel sujetando una maqueta, pero no una cualquiera, era una maqueta que representaba toda Zaragoza, desde la calle más pequeña hasta la más grande, era una especie de mapa. La otra estatua era de San Valero, el patrón de Zaragoza. Se podía deducir por el gorro y el bastón que llevaba.
Después hemos ido a ver los grafitis, que es lo que más me gusta a mí. El primero que hemos visto era una especie de corona con un “iluminati” dentro, y unas letras que decían que las tecnologías reinan en el siglo XXI. Es impresionante lo inmenso que era.
Hemos seguido por la ciudad hasta ver una calle llena de grafitis, estos mucho más pequeños que el anterior. Estaban pintados en sitios como, por ejemplo una floristería (con plantas y flores) o una peluquería (con peines, secadores…). Estaba todo muy decorado, aunque la calle era antigua y estaba deteriorada. Justo al girar a la siguiente calle nos hemos encontrado con dos grafitis tan grandes como el primero. Estaban en frente, uno era de un perro con cuerpo y ropa de humano, estaba dibujado con líneas y en blanco y negro. El otro se podía deducir que representaba la vida y la muerte ya que había una chica dibujada muy colorida con mariposas a su alrededor y un chico pálido con colores apagados que parecía estar muerto.
Luego hemos visto una escultura de un señor sentado que parecía estar mirando al vacío y nos hemos puesto en grupos de cinco personas aproximadamente para pensar qué podría estar mirando. Al final hemos llegado a la conclusión de que lo construyeron cuando frente a él había una torre y que luego la derrumbaron. Había dos teorías, una era que la quitaron porque era inestable y podía dañar los monumentos de alrededor y la otra que la ordenó quitar el alcalde porque le tapaba el sol. Sinceramente, yo creo que lo más probable es que fuese la primera opción.
Para acabar hemos visto unas esculturas de Pablo Gargallo. Ya las conocíamos porque hace unos años hicimos una excursión al Museo Pablo Gargallo con el colegio. La primera era de un señor montado en un caballo y lo que más llamaba la atención era que tenía un cactus debajo del caballo. Nos han explicado que era porque el caballo, al estar saltando, solo se estaba apoyando en una pata y el cactus servía como punto de apoyo para que no se cayese hacia atrás. La otra escultura trataba de lo mismo, un hombre encima de un caballo, pero esta no tenía un cactus ya que el caballo estaba andando relajadamente y solo tenía una pata sin apoyar. Daba la sensación de que el señor estaba gritando porque tenía la boca abierta formando un círculo.
Y ahí ha acabado nuestra visita. Hemos subido al autobús de nuevo y hemos vuelto otra vez a las clases. He aprendido mucho y ha sido interesante, ya que apenas sabía sobre el arte en Zaragoza.