UNA EXPERIENCIA MATEMÁTICA

Difícil, sí, pero recomendable e inolvidable también.

El pasado miércoles día 19 de abril, seis alumnos de 2º de la ESO (Manuel Auría, Jorge García, Alejandra Villanova, Marta Alconchel, Ana Fau y Cristina Roy), nos presentamos a la XXXI Olimpiada Matemática Aragonesa. Se celebraba en diversos centros, pero nosotros tuvimos que acudir a la Facultad de Educación de Zaragoza.

Tras haber practicado con seis problemas algo difíciles, que había colgado la organización, a modo de ejemplo, llegó por fin el día de la prueba.

Los participantes nos reunimos a las puertas de la facultad. ¡Había muchos alumnos de otros colegios como nosotros!

Cuando entramos dentro del edificio, nos sorprendió bastante. Era muy original, moderno, y las clases muy diferentes a las del cole; imponía un poco.

Acompañados por nuestra profesora Marta, nos dirigimos a la clase que nos había tocado.

Nos fueron llamando por orden, y fuimos entrando al aula, sentándonos en los sitios en los que ya habían colocado un folio. Tal era el silencio existente, que incluso se escuchaban las respiraciones.

A continuación, nos repartieron tres hojas, cada una con un problema diferente. Teníamos una hora para realizarlos. Individualmente y con mucha concentración, cada uno nos pusimos en marcha y comenzamos con el examen.

Transcurrida esta primera parte, hicimos un descanso de media hora para despejarnos. Nuestro primer comentario al salir de clase: “¿Qué te ha dado el primer problema? ¿Y el tercero? ¡El segundo era imposible!

Pasado este tiempo, volvimos de nuevo al aula. Otros tres problemas nos estaban esperando. Nuevamente, ¡a por ellos!

Una hora después, terminaba nuestra prueba, y de nuevo, tras comentar cómo nos había ido, cada uno regresamos a casa con el diploma que nos habían entregado, impacientes por contarles a nuestros padres esta inolvidable experiencia.

Difícil, sí, pero recomendable e inolvidable también.

Cristina Roy.