¿Han discutido alguna vez tus padres? Cuando éramos niños nos asustaba ver discutir a nuestros padres. Pensábamos:
— ¡Qué mal se llevan!, seguro que los demás no tienen padres así.
Esta es una de las falsas ideas que nos acomplejan a esa edad. Y ante ella solemos imaginar: “cuando yo sea mayor, no discutiré con mi pareja”, es decir, idealizamos la relación de pareja mientras esperamos al príncipe azul.
Abramos los ojos a nuestros hijos y alumnos: Todas las parejas y los amigos discuten. ¿Por qué? Sencillo: todos somos imperfectos, y no hay dos personas idénticas (¡qué aburrido sería eso!).
El problema no está en discutir, sino en cómo vamos aprendiendo a gestionar las discusiones. ¿Busco imponerme mediante el grito o la descalificación personal? ¿Escucho realmente al otro?, o por el contrario ¿solo estoy pendiente de encontrar un punto débil en su discurso, pendiente de lo que voy a decir yo para convencerle?
¿Quién tiene razón: tú o yo? Cuando soy capaz de escuchar, esto es, esforzarme en comprender al otro con sus circunstancias, toda discusión se convierte en encuentro positivo. Y entonces descubro sorprendido que ambos tenemos parte de razón.
A partir de ahora voy a sustituir la “o” por la “y”: tú y yo. Solo entre los dos alcanzamos toda la verdad. No nos dejemos engañar por los que nos piden elegir entre el blanco o el negro; la verdad está en los múltiples colores intermedios.
Como profesor me brotan dos ejemplos.
¿Cuál es el origen del universo: Dios o el “big bang”? De nuevo, la pregunta es reduccionista y engañosa, pues la fe y la ciencia se ocupan de la realidad desde puntos de vista totalmente diferentes y no comparables.
A un astrofísico no le interesa ni puede saber qué o quién había antes de la “gran explosión” ni por qué se produjo, pues solo le interesa lo visible y lo demostrable.
Pero, como dice el Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”, y de esto se ocupa la religión y la filosofía, que nos dice que tiene que haber algo o Alguien eterno anterior al “big bang”, pues de la nada nada sale -complementando así a la ciencia-.
Pero por supuesto que ese Alguien no creó el mundo en siete días (pues el del Génesis es un relato mítico): Dios ha creado el universo por medio del “big bang”.
Y el segundo ejemplo: ¿Rusia o Europa?
Si somos honestos, reconoceremos que solo hemos escuchado uno de los dos puntos de vista. Y hemos olvidado que Europa también es Rusia.
De hecho, al caer el muro de Berlín, Francia y Alemania discrepaban sobre este tema; al final se impuso la decisión de excluir a Rusia de cualquier acercamiento a la Unión Europea.
Por supuesto que este y otros datos no justifican la cruel invasión de Ucrania por parte de un dictador psicópata, pero al menos busquemos comprender toda la verdad y huyamos del maniqueísmo, …como hiciera san Agustín.
¿Y TÚ QUE OPINAS?