Desde hace tres años, el empresario español Álvaro de Marichalar lleva a cabo la primera vuelta al mundo a bordo de la embarcación de menor eslora (2,5 metros, una moto acuática) que jamás ha hecho esta travesía, como tributo al quinto centenario de la primera circunnavegación del planeta por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
Durante el mes de marzo ha pasado por Costa Rica, procedente de Nicaragua y camino de Panamá. Y dentro de diversos actos y eventos sociales en el país, el empresario español ha querido visitar la Ciudad de los Niños, centro socioeducativo de los Agustinos Recoletos que ofrece una educación integral a su medio millar de alumnos.
El aventurero quiso motivar a los jóvenes para que persigan todos sus sueños, continúen sus estudios y entiendan su propia capacidad de forjar su futuro, al tiempo que sensibilizó sobre la complicada situación de los mares y océanos a causa de la contaminación y el descuido de la Naturaleza.
Al final de la charla, muchos de los jóvenes alumnos quisieron pedirle consejos más particulares, otros querían autógrafos o conocer algunos de los pormenores de la aventura de cruzar el mundo entero a bordo de una moto acuática.
Antes de partir hacia Panamá envió un mensaje por vídeo: “A todos los chicos de la Ciudad de los Niños: ¡Cómo me gustó estar con vosotros! Aquí tenéis la embarcación, dentro de poco ya me voy de Costa Rica, pero me voy con vuestro recuerdo, vuestra energía, vuestra fuerza y vuestra enorme inspiración. ¡Adiós!”.
Álvaro de Marichalar (Pamplona, Navarra, España, 1961) es miembro de la Real Academia del Mar y ha llevado a cabo desde 1992 más de 39 expediciones marítimas con su moto acuática, tales como Hong Kong-Tokio, Caribe, Puerto Rico-Florida, Formentera-Odesa, Roma-Nueva York (cruzó el Atlántico en 17 días, una hora y once minutos, logrando el Récord Guinness de cruce más rápido de este océano en una embarcación), París-Dover-Londres, Puerto Colón-Isla de Contadora y varias más por el Mediterráneo y otros mares.
Llegó a Costa Rica entrando en Puerto Limón, tras once horas de navegación continuada desde El Bluff (Nicaragua). Su embarcación, Numancia, fue entonces llevada a San José para someterla a unas reparaciones. Después estuvo expuesta en Expomóvil de San José. Posteriormente fue llevada de nuevo a Puerto Limón, al mismo punto desde el que había sido sacada del mar, para continuar el viaje hacia Panamá.
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