Allá por un 16 de junio, con muchísimas ganas de tener una excursión fuera del colegio, mochila al hombro y haciendo marcha a pie llegamos hasta la Fuente de los Incrédulos.
¡Tan cerca de nosotros y tan desconocida su historia! Bueno… hasta ese momento.
Allí nos esperaban tres monitoras. Cada una acompañó a una clase y contó la historia del Canal Imperial de Aragón, quién fue José Pignatelli, el porqué del nombre de la fuente y aunque no pudimos visitarla, qué era la “casa blanca” y para que servían las exclusas que aún pueden verse cerca de ella. El Canal ya es parte de nuestra ciudad, y también el hábitat de plantas y animales. Nos gustó ver una variedad de aves acuáticas, y hasta una tortuga dándose un baño. Ahora sabemos que no debemos echarles comida a los patos, ellos saben buscar alimento y ese es el mejor que tienen que comer.
Siguiendo el curso del Canal llegamos al Parque Grande. Nos recibieron con entusiasmo un equipo de monitores con los que realizamos unos divertidísimos y refrescantes juegos en los que el agua era la protagonista. Jaime I El Batallador nos miraba de reojo con un poco de envidia.
Pasamos un rato genial al que pusimos fin con un baile grupal.
Habíamos hecho apetito, así que el reloj y nuestro estómago, nos avisaron de que era la hora de comer. Si el Batallador nos vio jugar, Neptuno fue espectador de cómo devorábamos nuestra comida, lo invitamos pero no quiso dejar su trono. Y como sorpresa, helado de postre.
Un grupo de madres y padres, de forma generosa, nos acompañaron. Y sabemos que lo pasaron muy bien, seguro que recordaron excursiones que habían hecho cuando eran de nuestra edad. Les damos las gracias por dedicarnos todo ese tiempo.
Este día ha sido un regalo, un hermoso regalo de despedida y nos despedimos de 4º de primaria con un día de convivencia, de naturaleza cercana ¡y muy refrescante!