A las seis de la tarde, todo a punto, comenzó la celebración eucarística que presidió el prior provincial Carlos González Castellanos, acompañado por diez concelebrantes, todos ellos agustinos recoletos de las casas que la Provincia de San Nicolás tiene en Madrid. Asistieron todos los profesos en periodo de formación que se encargaron de los cantos, de las lecturas y de servir al altar.
En la homilía Carlos González indicó que una celebración de final de curso es una ocasión propicia para dar las gracias a cuantos nos han hecho el bien a lo largo del año, tanto a Dios, dador de todo bien, como a otras muchas personas. Si importante es agradecer, importante es también saber recibir. Tanto el dar como el recibir nos enriquece.
Después de estas consideraciones su homilía se centró en el misterio trinitario teniendo como base las lecturas proclamadas, subrayando el dinamismo trinitario en la vida del cristiano y resolviendo todo en el amor de Dios que se desborda en la creación y en la redención.
Cuando terminó la misa, ante los augurios de lluvia, la merienda-cena se organizó en la terraza del chalé. Menú variado: platos del gusto mexicano y brasileño y costarricense, pero también en una barbacoa humeante perdían parte de su grasa los chorizos, la panceta, las carnes y la morcilla. Cada cual regaba sus platos con la bebida de su gusto.
Los temores de lluvia se desvanecieron y el clima benigno invitaba a prolongar la conversación en el exterior.
En torno a las 23.00 horas se terminaba la convivencia motivada por el final del curso 2022-2023.
